Estábamos en una borrachera cuando conocí a Malik, un francés tan bonito que me hizo preguntar si no era yo medio lesbiana: ricitos rubios, ojos claros, nariz aguileña, pestañotas… ya saben, una niña sin tetas. Los ebrios del lugar eran en su mayoría eran latinos, por lo que la conversación sudaca / competitiva había alcanzado un punto álgido: colombianos y venezolanos estaban a punto de volverse a declarar la guerra por el control de la frontera.
Con el fin de no participar en divisiones políticas que atentaran contra los ideales de Bolívar y San Martín, busqué al güerito franchute. Comenzamos a platicar de temas internacionales de gran relevancia, como el impacto de la guerra franco-prusiana como disparador económico del sorgo alemán. Malik comenzó a hablar muy entusiasta, casi como un orador de las naciones unidas. En mi semiebriedad me di cuenta de su nulaebriedad. Le pregunté la causa de su abstinencia y mirándome directamente a los ojos me dijo: “Soy budista y no necesito el alcohol para divertirme”.
(tó-ma-la, pin-che bo-rra-cha)
4 comentarios:
Volví a leer tu histeria, digo, historia y repito:
Me dolió el estómago por tanto reír.
(^.^)
¡Juar, juar! Qué idiota.
por aca tambien ando.
chido todo
Yvon
JA JA JA JA JA esta BUENISIMOOOO!!, lo leo y me río, lo leo y me río, excelente historia!!
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