Este blog personal estuvo activo de marzo de 2008 a julio de 2010. La continuación está en jeri4queen.blogspot.com

viernes, 26 de febrero de 2010

Pa que no se me olvide

  1. Hacer un post sobre la familia de salsa catsup que sigue creciendo :)
  2. Hacer un post de mi cerro y como lo voy a extrañar. SNIF
  3. Investigar si la TV nacional ya utiliza la palabra "computito". No me simpatizan.
  4. Incluir al atleta mexicano en mi post de las banderas. (que iba en recolectivo, pero siempre no)
  5. Ya me acordé: hacer un post sobre el pene como referencia del sexo. ¿Como lo había olvidado? :'(

miércoles, 24 de febrero de 2010

Mudanzas

Estoy por cambiarme de casa. Cosa que me tiene hasta la madre, principalmente porque soy muy sangrona y me caga estar contando cosas cuando están pasando. Pero si habrá post porque... ¡oh buba! ¡cuánto cochinero!

Así que no les cuento nada, excepto que tal vez muera de tristeza sin internet cuando esto se concrete.

Por lo pronto, les cuento las veces que me he mudado de casa

1. DF Ixtacala - Reynosa
2. Reynosa - DF Ixtacala
3. DF Ixtacala - DF Lago de Guadalupe
4. DF Lago de Guadalupe - GDL Casita
5. GDL Casita - GDL Casota papás
5. GDL Casota papás - GDL depa fresa
6. GDL depa fresa - GDL casa fresa
7. GDL casa fresa - GDL casa papás
8. GDL casa papás - QRO1
9. QRO1 - Móstoles Madrid
9. Móstoles Madrid - Colonia Jardín Madrid
10 Colonia Jardín Madrid - 12 Octubre Madrid
11.12 Octubre Madrid - Casa espejos Qro
12 Casa espejos Qro - Casita Cerro
13.Casita Cerro - NUEVA CASA QRO.

¿Ya ven porque no compro sala?

viernes, 19 de febrero de 2010

Madres vs Modernidá

La manera en la que el populacho mexicano incorpora a su vida la modernidad tiene su símil con la época de la conquista gachupina: tiene que haber madrazos, llanto y sangre. De estos tres elementos, sólo la sangre faltó hoy en mi intento por pagar la luz en la muy mentada CFE. (Por cierto, en mi nuevo recibo está iluminado de amarillo los 400 pesos que papá gobierno paga de mi luz. Y yo ni ISR pago, ja!)

Supongo que esta “empresa de clase mundial” de tanto recibir la queja de que las cajeras tenían cara de malcogidas que alguna mente brillante se le ocurrió poner cajeros automáticos para pagar. Única y exclusivamente cajeros automáticos, que se jodan todos los que le temen a los bytes y den la bienvenida a la modernidá.

Pongo en contexto de la experiencia que es ir a una de estas estancias de belcebú para aquellos extranjeros o hijos-de-papi que no van a pagar servicios básicos. En un cuartito hay de 3 a 5 máquinas de las cuales sólo funcionan una o dos. Como puedes pagar a cualquier hora, los borrachos aprovechan la noche para miar y fornicar, así proporcionar emoción a la nocturna experiencia pagadora. Por eso, al pagar por la mañana sólo quedan olores a pipí y torta Filos.

Al ver la inmensa fila, el alma de ingeniero que trae cada mexicano brota y se acerca al aparatejo inservible. Con el dedo en la pantalla, mueven el mouse. Nada pasa. Entonces, revisan que no haya billetes atorados en las ranuritas. No hay nada. Por último, intenta darle un madrazito (o madrazote) al vergonzoso cajero automatizado. Acto seguido, sale muy sonriente anunciando todos los de la fila lo que ya sabíamos: “No funcionan”.

Una nota al margen del post: el puto programita está hecho en Windows y ya no te deja teclear el nombre del dueño del contrato de la luz, así que si no tienen un recibo o el pinche numerito de servicio, olvídense de poder pagar. Lo sé porque lo viví. Pinches computitos que no saben levantar requerimientos.

El aspecto más desgastante de es el orden de la fila. Invariablemente los más pendejos están antes que uno. Desde los idiotas que no saben dónde está el código de barras, hasta los que intentan pagar 4520 pesos en billetes de a cincuenta. Y, aunque el chafísima programa indique la forma de meter los billetes, no falta el atolondrado que quiere meterlos hechos bolita.

Bueno, creo que quedó muy claro que considero que los cajeros de la CFE son una mierda. Pues hoy, esa mierda se mezcló con mi subespecie humana más odiada: las madres desconsideradas.

Frente a mí, una vieja fodonga traía a una mocosa de 2 años en brazos y la otra de 4 años corría por toda la calle con riesgo a ser atropellada. Con voz dulce y suave, le dio un par de billetes de a 100 para que se distrajera y la morrita se dedicó a vandalizar los cajeros inservibles con los billetes. La madres exclamaba unos muy serenos “hijita, vas a romperlos, ven acá” ante el nulo caso de la escuincla del diablo.

No sabía a quien golpear –mentalmente- antes: a la madre que no hacía nada por aplacar a su demonio o a la mocosa, que me veía con cara de jodete. Ya saben, esos niños que se te quedan viendo fijamente, por lo que yo le regresé la misma mirada de “que me ves pinche niña”.

Cuando por fin le tocó el turno a la mujer que-nació-para-ser-madre-y-que-se-chingue-el-mundo, bajó de los brazos a la niña de 2 años, quien apenas puso un pie en el piso, comenzó a chillar con la hermana por el control de los billetes que ya estaban hechos rollito. En su fodonguismo computacional, la madre no sabía ni cuál era el código de barras y cuando por fin lo averiguó, los billetes no pasaban.

¿Cómo iban a pasar si los habían agarrado de trapeador? Ya estaba a punto de cambiarle sus dos billetitos por uno de doscientos cuando el cajero automatizado recibió uno… el cual se quedó atorado, bloqueando el sistema al instante. Ahora sabemos porque eligieron plataforma Windows.

Las niñas chillaban y la mujer salió mentando madres contra los cajeros de clase mundial. La imbecilidad humana no tiene límites y la computación no va ayudarles.

Hoy no es un buen día para ser computito, snif.




PD. Un postito menos amargosito en repollo y atún
PD2. I'm back!.

lunes, 15 de febrero de 2010

Fuentes del paraíso

Estuve algún tiempo alejada de la ciencia ficción por ninguna razón en específica. Simplemente llegaron muchos libros a mis manos. Como sea, retomé el tema con Fuentes del Paraíso de Arthur C. Clarke.

La novela trata más o menos de esto:


Las buenas novelas de ciencia ficción son de las más ricas que he leído. No sólo hacen fantásticas descripciones (en las que si tienes una buena imaginación son más bellas que el mundo de Avatar) si no que también te hacen reflexionar sobre asuntos sociales, como tecnología, economía, historia, religión… Por supuesto, las bases científicas existen, pero las dudas no van más allá de una búsqueda en wikipedia.

Esta novela trata sobre la construcción de un elevador al espacio. El protagonista (Morgan) es un ingeniero de esos que viven para su trabajo. En una sociedad futurista, la renuncia a otros ámbitos de la vida (como viajar o tener hijos) es algo común y aceptado. Los obstáculos para construir esta maravilla van desde temas religiosos, políticos y psicológicos que no son ajenos a este siglo.

El “no se va a poder” es una constante durante todo el libro, por eso es que el final me pareció extraordinario. Devoré los últimos capítulos de la novela y las últimas líneas me movieron mucho.

Por eso me dan penita los que leen libros de superación personal. Esos llenos de frases pre-hechas e historias de triunfo predecibles. Una buena novela te lleva a reflexionar, a sentir esa victoria, a ver las cosas desde otro punto de vista.

Por cierto, la novela es setentera y me causaba mucha risa la inclusión de conceptos que ahora aplican a facebook y google. ¿Qué se habrá sentido leer esto hace 30 años? ja. Lean CF, no se van a arrepentir.

sábado, 13 de febrero de 2010

Rodrigo y Valeria (segunda parte)

Eso de verse en pelotas era historia de casi diario. Pero más allá de aprenderse la ubicación de los lunares su cuerpo, la reacción exacta de cada caricia y las obscuras perversiones del otro, se enseñaron el alma. Así de transparente, así de infantil, así de ilógico en esta modernidad de poses. De Valeria le decían que nunca tenía novio “bien”, ni lo llevaba con sus amigos, ni le daba las llaves de su casa a alguien. De Rodrigo decían que nunca había traído a nadie en su pensamiento tanto tiempo y que su extenuante día de trabajo estaba completo con 15 minutos de sus ojos. De los ambos decían que nunca se les había visto tan feliz.

Pero lo malo de encuerarse más allá de la piel es que hay lunares con pelos y dientes que es imposible dejar de notar. Lunares que a los ojos de los demás -y del otro- son pendejadas y que, por más grande que sea el amor, la adicción y la necesidad por el otro, la historia de Rodrigo y Valeria estaba destinada a morir.

De las pocas afortunadas muertes por sinceridad, por verse en pelotas, por enseñarse eso que alguien me dijo que era el alma.

viernes, 12 de febrero de 2010

Un poco de cursilería


Pablo escribe sin acentos en ignominia e hizo el promo para Paula...

jueves, 11 de febrero de 2010

Ayer vi un hombre en pelotas y otras cosas sin importancia

1. Es verdad lo del hombre. Como parte de mi taller de motivación a la escritura, un modelo se paró (o sea, estuvo de pie) encuerado en una mesa. Estuvo unos quince minutos haciendo algunas poses, todas relajadas y como ausente, evitando por completo el contacto visual. El sentimiento es muy extraño, yo estaba nerviosa y no sabía bien como verlo. Vamos, no era la única en el lugar y nunca había visto yo a un hombre encuerado sin que yo estuviera en una situación similar y lista para la acción. Pero como toda profesional, logré que el trauma se me pasara y me dediqué a anotar lo que sentía y características sobre su cuerpo. Cómo se me dificulta escribir sobre sexo, hice un cuentito sobre un hombre que evita el contacto visual y la intimidad. Nada de sexo. Mañana lo publico.

Ya sé, todos aquí se están preguntando mi opinión sobre el h. artista: guapo y bien equilibrado. Fue una buena e interesante dinámica.

2. Toda la experiencia no me sorprende, la verdad es que he hecho más de una cosa sólo por saber que se siente y escribirlo. Así es una pues.

3. Yo si comería una ensalada de repollo y atún. Se me figura un poco a la ensaladilla rusa, pero capaz que ya se me olvidó como se hace eso. Como sea, no les sorprenderá quien es mi deidad favorita en el cuento de un colectivo con sabor a ensalada. Saludos Coatl!

4. El sábado falté a mi clase de historia (¡me acordé en monterrey que tenía clase!) y hoy me llegó un mail de que no olvide llevar la tarea este sábado. Pregunté que cual tarea y me dijeron que la dieron el día 23 o sabe cual que -¡oh, sorpresa!- tampoco asistí. Y como soy la apestada de la clase, pos no le voy a preguntar a nadie de que es. CHALE, nunca había sido la floja de la clase :(

5. ¿Sera muy tarde para bañarme? Prometí hacerlo diario. Tal vez me ayude a dormir mejor. Aún andan los fantasmas en mi cama. (sigh)

martes, 9 de febrero de 2010

MTY + avisos

1. Ya está por terminarse las copias del libro "Diarios del fin del mundo". ¿Ya tienes la tuya?. Yo no tengo, pero puedes pedírsela a Guffo a diarios@recolectivo.com

2. En No le cuentes a mi padre nos hemos puesto muy educacionales. Chéquense una contribución de "La Miss" en Taller Activo de Mamadas y La gran "O" del Perro del Mal.

3. Monterrey como siempre, estuvo con madre. Sobre todo por mi superamiguis Reyna con quien platiqué largo y tendido. Aunque llegué superdesvelada el sábado, nos pusimos al corriente durante el día yendo a turistear a la Cola de Caballo, donde brinqué del bungee del mirador. Por la noche, fondue + alitas + cerveza + vino caliente = la combinación ganadora. Al día siguiente, ir de chucherías al Barrio antiguo, platicar en Santa Lucía, el MUNE, tragar con unas monjas, stalkear ex-novios por facebook y visitar a mi primito.

Guffo tiene razón, la raza es media naca (les gusta el fut y la banda), pero pues yo no soy la fineza con patas, así que ámos al Eich i Be (HEB)

Experiencias extremas en la cola (de caballo)

Experiencias extremas calentando vino

Carta Blanca y Action Figure del Papa Juan Pablo II

Cama llena


Desde que regresamos de vacaciones en la playa, Scampi se ha rehusado a salirse a dormir a su casita. Él amaba esa casita y sabía que era momento de irse a dormir cuando le ponía su pijama y sin necesidad de empujarlo u ordenárselo, se metía a dormir. Normalmente, le daba un cachito de premio para reforzar su buen comportamiento. Gazpacho dormía adentro, en su camita y recibía el otro pedazo de carnaza. Y mi cama era sólo para mí.

Pero en la playa los consentidos se dormían en mi cuarto. Y desde entonces, no los he podido sacar. Que si el frío, que si los diluvios, que si la hueva, que si la vieja está triste. El resultado es que mi cama está sitiada por dos perros y duermo un poco apachurrada.

Scampi es más gordo y grande, por lo que moverlo es más difícil. Gazpacho es más educadito y sólo le digo “Gazpachito, muévete” y me hace canche.

Como ahora paso mucho tiempo en casa, me doy cuenta lo mucho que se quieren los condenados. Esos días de frío extremo, los cabrones ni se levantaban a cumplir con esa sana labor que tienen de ladrarle a los preparatorianos y gente fea. Se acurrucaban en la misma camita, recargando su quijada en el otro. Si yo me movía de la compu, aparecían para saludarme, como si no hubiera estado todo el día en casa.


Dicen que los perros retienen 30 minutos, capaz que se olvidan de mí, pero no de ellos. Sin duda, a Gazpacho le ha servido mucho la compañía de su hermano. Al principio era serio, desconfiado y asustón. Ahora soporta a la gente, no les mueve la colita, pero ya puede estar con su cara de mustio en un lugar. Y Scampi es un loco cariñoso que se la pasa besándolo y molestándolo.

Ya sé: psicólogos y entrenadores de perros dicen que no es saludable (ni física, ni mentalmente) dormir con las mascotas. La cosa es que estos dos son mis hijos y si después necesito terapia me la habré ganado.


Aquí les dejo a los hijos del MariscalBistec, que hasta tiene su propio hashtag bien #true #Grrrrreta y Gregorio.

Y recuerden: adopta, no compres. Checa el Twitter de RescateAnimal.

miércoles, 3 de febrero de 2010

Esa no soy yo

Derrotada sobre mi cama, escucho el agua caliente caer sobre el acrílico en el fondo de la bañera. Una espesa capa de vapor se extiende y abarca todo. Cuando entro al baño, esa neblina intenta escapar de la habitación. Cierro la puerta, aún estoy vestida. Son cuatro días ya con la misma ropa; uno más y ese conjunto de pants y sudadera se fundirá con mi piel.

Abro la cortina: el agua que contiene la tina apenas va por la mitad. Decido esperar, el melódico choque de agua contra agua me reconforta. Comienzo a desnudarme con pereza. Saco el pants con todo y calzones ¿En qué momento me puse doble calcetín? No logro recordar ni me importa mucho hacerlo. Camiseta y sudadera salen por la cabeza, embarrando mi olor en la nariz.

Sé que huele a mí, pero no lo reconozco. Le falta sus feromonas, le falta su sudor.

Aunque estoy desnuda, no siento frío. La piel se humedece y el vapor me abraza, respiro el agua y siento el calor invadiendo mi cuerpo. Limpio del espejo de esas gotitas condensadas y miro mi reflejo. No me encuentro, esa no soy yo. Mis ojos no tienen vida, mi nariz está chueca y mi boca es demasiado delgada. Esa no soy yo.

Abro el agua fría del lavabo, la recojo con ambos manos y la vacío en mi rostro. La temperatura me despierta, pero no me hace reaccionar. Vuelvo a inspeccionar mi reflejo tratando de encontrarme, pero hasta el color de mi piel cambió.

Despacio y con suavidad toco mi rostro, bajo por el cuello y me detengo en los pezones de mi pecho. La punta de mis dedos acarician y después presionan. Nada. Mis yemas no reconocen la piel. Apenas y siento, apenas y vivo.

El agua casi desbordándose me despierta del letargo exploratorio. Cierro la llave y olvido a la del espejo, mientras me sumerjo en la bañera. El agua está caliente y mi cuerpo duda por un instante, pero me obligo a entrar de golpe, hundiéndome por completo.

Sumergida, escucho mis movimientos y siento mi cabello flotar. El agua que me rodea logra calmar el vacío de mi pecho, me reconforta y me da paz. Sostengo la respiración lo más posible; no quiero salir de ese útero materno, no quiero sentir la realidad.

Pero mis pulmones no obedecen mis deseos y me obligan a salir. Bocanadas de aire húmedo se traban en mi garganta y comienzo a toser. Procuro relajarme, no quiero causarme un ataque de ansiedad.

Recargo mi cuello en la orilla de la bañera, pero no cierro los ojos porque sé que en el instante que lo haga, esa imagen que sigue en mi cabeza aparecerá. Me incorporo para alcanzar el estropajo y el jabón. Con torpeza levanto mi pierna derecha y el chapoteo que provoca al resbalar de la orilla me hace sonreír. Vuelvo a subirla, ahora con más decisión. Tallo el tatuaje que está en mi pantorrilla, ése sí que no se va a ir.

Continúo tallando mi cuerpo con fuerza. Más que limpiar, quito. Remuevo sus manos, su semen, sus besos. Suprimo mis deseos, mis ansias, mis ganas de no ser yo. Lo arranco de mi sangre, de mis vísceras, de eso a lo que él llama alma y yo le digo ser.

El agua comienza a enfriarse y el aire ya no es húmedo; sé que en poco tiempo el frío me comenzará a invadir. Retiro el tapón de la tina y siento cómo el agua recorre mi cuerpo, lo acaricia con ternura y se lleva por la cañería aquello que no quiero más en mí.

Salgo de la bañera y vuelvo al espejo. Del pelo escurren ríos por mi cuello y pecho. Siento su recorrer por mi cintura y mis nalgas. Mi vista sigue su cauce, no quiero mirar algo más. Pero es imposible no enfrentarlos. Encaro a esos ojos cafés que se sorprenden al ver el agua que surge de ellos. ¿Cuándo comencé a llorar?

Mis pupilas se clavan en las del reflejo y descubro un ápice de mí. Por fin, empiezo a reconocerme, a liberarme de él.

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Hoy escribí esto en el taller de escritura. Cuando comencé a redactarlo, ni siquiera lo planteé así. Sólo era un cuento de alguien que no reconoce su reflejo, no supe que era yo. Pero conforme escribía, algo en mi pecho se encendía y emanaba un calor que no sé si se reflejaba en mi cara. Mi respiración se agitó un poco y cuando me dí cuenta que era yo, lo escribí en automático... Pero no lloré. Lo leí en voz alta y ante todos y no lloré.

Esta tarde lo edité. Tenía que ser hoy. No importa que no haya pasado por el visto bueno y consejo de mi maestro, no importan los gerundios, estructuras o adverbios.

Porque esta soy yo. Y porque por sentir eso es por lo que escribo. Porque sacar las cosas en letras es como funciono.

martes, 2 de febrero de 2010

Dimensión conocida

Fue como de pronto estar en una dimensión desconocida o en una viñeta de “Y”.

Andaba yo tristeando por Barranca del Muerto (línea 7 del metro chilango) y no me di cuenta cuando me metí en el área destinada exclusivamente para viejas. Ya sabía que existía ésta área, pero no sabía que estaba tan delimitada. Hasta policías hay para evitar que se cuelen pitos, figúrense nomás.

Tan en mis ondas andaba yo que no me di cuenta durante la espera del vagón que había puras mujeres esperando. Así pasaron 3 estaciones y vi estaba entre puro estrógeno; aún así, no me cayó el veinte. “Raro, muy raro” pensé. Entonces me puse a ver a las mujeres para tratar de inventar un cuento.

Había una, elegantísima de falda y blusa a rayas, con un taconazo de 7 o 10 centímetros cargando a su hijote de 4 años que se había quedado dormido. Una viejita (que antes me había preguntado si Tacuba estaba en esa línea) con el güero pintado deslavado sonreía y leía un panfletito. Una señora en sus cincuentas chaparrita, de pelo corto y negro, delgada pero panzona que llevaba el nietecito de la mano y platicaba con él durante tooodo el trayecto. Otra mujer, como de mi edad también traía una niña peinada a dos colitas que cargaba con su mochila en la espalda y comía una paleta de dulce. Como el nieto de la señora flaca-pero-panzona se le quedaba viendo, la mujer en sus treinta le regaló una paleta, que el apenado niño se reusaba a tomar. Muy animadas y de problemas laborales/educativos platicaban dos postulantes a doctor en medicina. Una no usaba nada de maquillaje y la otra lo tenía sobre cargado.

Por supuesto, no inventé ningún cuento de Chilangolandia sin hombres, la realidad es siempre más significativa.

Entre tanta vieja me sentí tranquila, protegida. Ya sé que siempre ando despotricando contra las mujeres (y contra el DF) pero hay veces que necesitas ese tipo de redes para no caer.

Por eso, este fin… ¡a Monterrey! (espero)