Este blog personal estuvo activo de marzo de 2008 a julio de 2010. La continuación está en jeri4queen.blogspot.com

viernes, 28 de mayo de 2010

Ahí les encargo mis blós. bua.

Pues bueno, sólo me falta hacer la maleta y como tengo que escribir algo harto importante, hay posts que se quedarán pendientes y los anoto pa' no olvidar
  • El shock psicoprofiláctico en el que entré al ver calzones con pompas incluidas... de hombres
  • Del porqué acosaré a J.Villoro
  • Escritoras mexicanas
  • Scampi y su manía enfermiza de lamer las orejas de Gazpacho
  • Nada es para tanto con De la Borbolla
  • ¿Que te tanto importa lo que te digo?
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Y bueno, la ruta no-definitiva para el mochilazo al sur de México, partiendo el lunes 31 de mayo es:

Guadalajara / Cancun / Mérida /Villahermosa / Palenque / San Cristobal / Tuxtla / Tapachula / Guatemala / Tapachula / Juchitan / Puerto escondido / Oaxaca / Veracruz / Puebla / DF / Guadalajara

Mas o menos así y lo que se atraviese. Me pregunto si es muy malo no ir a Tikal y definitivamente sacrificaría algunas ciudades y dinero por ir a la comunidad lacandona que recibe visitas. ¿Alguien sabe de eso?

Estoy muy emocionada y ya me quiero largar. =)

Quien quiera invitarme una cheve y viva en esas ciudades, mándeme un mail a rossymr@gmail.com. Ya tengo anotados a Julia y a Asgrad.

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Esta mujer rulea. No visitarla es un fail. Blog de Tereza Mtz y sus Ilustraciones

jueves, 27 de mayo de 2010

Sureste de México - 1984

Sé que era 1984 porque vi la inauguración de los juegos olímpicos desde la casa de un tío abuelo en Veracruz. A mis inocentes nueve años estaba muy impresionada por el tipo que bajó del cielo con una mochila-helicóptero y por la manera en que los aros se encendieron mandando el fuego hasta el pebetero del estadio de LA.

No era la primera vez que mis papás nos llevaban a mi hermana y a mí de viaje. Antes de eso, recuerdo a Acapulco, Cuernavaca, Monterrey, Guanajuato, Manzanillo, Ixtapan de la Sal, Guadalajara… pero nunca antes habíamos recorrido tantas ciudades en el bocho familiar.

Mi papá creció siendo un pata de perro: vivió en muchos estados de la república y mi abuelo lo puso a manejar en carreteras desde joven. En cambio, mi mamá siempre quiso viajar y mientras fue soltera, sólo tuvo oportunidad de ir a Mérida y a Cancún al cuando se graduó de la nacional de maestros.

En ese entonces teníamos un bocho. No era muy nuevo, pero si acostaban el asiento de atrás, mi hermana y yo podíamos viajar dormidas sobre unos cuadros de hule espuma que llamábamos “los patitos” (tenían caricaturas del Pato Donald, por eso). Ninguna de las dos estábamos en la edad de dormir durante todo el trayecto, pero no recuerdo que llorara o me aburriera. Nos entreteníamos jugando, cantando o contando vacas, chivos o pájaros que veíamos en el campo. A veces y mientras manejaba, mi papá nos contaba cuentos.

Como ya dije, ese viaje por carretera de 1984 comenzó en Veracruz. Recuerdo que la arena de la playa era dura y obscura y que había una niña llena de mocos. En Villahermosa nos quedamos con un amigo de la adolescencia de mi papá; todas las mañanas íbamos a unos esquimos (como licuados) deliciosos. Recuerdo el parque de La Venta, con sus enormes cabezas olmecas; Chichen-Itzá con las pirámides y el jaguar de ojos verdes en Palenque. Como mi mamá sabe y le gusta la historia, nos contaba sobre esas culturas mesoamericanas. Ya en la escuela y cuando se trataba el tema, yo salía con mi presunción de “yo conozco ahí” “es muy bonito por esto”, etcétera. (Quien me conoce en persona, sabrá que lo mismo sigo diciendo a la mínima provocación, ja). El viaje terminó en Mérida donde hacía un calor endemoniado y prefería quedarme en la alberca del hotel y por supuesto Cancún, donde los moscos nos pusieron una picotiza en la casa de campaña del trailer park junto al mar.

A 26 años de distancia, los recuerdos son un poco vagos. Tal vez y muchos están en mi mente por las fotos deslavadas que están en los álbumes. Pero lo que recuerdo o mejor dicho, lo que siento como si tuviera 9 años, es la emoción por conocer nuevos lugares y el cariño de mis papás durante todo el trayecto: apachurrados en la tienda de campaña, riendo, revolcándonos en el mar o escuchando historias de lugares impresionantes. Nunca eché de menos comodidades o lujos.

Ahora, mi experiencia como pata de perro le da tres vueltas a las de mis padres juntos. Me imagino que en ese 1984 ninguno de los dos llegaron a pensar que estaban gestando un monstruo errante en potencia. Una viajera que no se detiene por miedos o falta de lujos y seguridad. Que sueña con lugares tan diferentes como Tokio, Marruecos, Brazil, Estambul o México. Y que se larga acompañada únicamente de su mochila.

Pero ahora es diferente. Y no porque la ruta esté aumentada y llegue a lugares con los que tengo serias obsesiones como Chiapas o Oaxaca. Es diferente porque voy acompañada de alguien que está dispuesto a escuchar todas mis peroratas de historia y que me hace reír. Es diferente porque voy en familia otra vez.

martes, 25 de mayo de 2010

Negra de Piedra

Aun era temprano para la cita con esa morra, Yvon. Estaba decidido: si esta noche no me las daba, no tendría otra oportunidad. Y es que dos cines y tres comidas eran mi cuota máxima. Pinches regias, se hacen mucho del rogar… aunque las nalgas de ésta valían el aplastarme dos horas en una butaca viendo una película romántica, de las que sólo les gustan a las viejas. Sólo dos horas más.

El sol de mayo pegaba con madre y tenía la sed aperrada en mi garganta. Por eso, mientras manejaba por Garza Sada, no lo pensé dos veces; entré al Chilis para perder el tiempo chingándome una cerveza y viendo repeticiones de partidos de futbol. El primer trago me regresó a la vida; servida directamente del grifo, la cerveza estaba bien muerta y su sabor amargo se quedó en mi lengua. Sentí al eructo salir desde mi garganta y abrí mi boca para dejarlo salir como uno de esos pedos que te revientan el culo. Siempre lo hago así, a pesar de las miradas castigadoras de las doñitas come-brownies. Me empiné lo demás en unos cuantos tragos, lo que aumentó mis deseos de mandar a la chingada a Yvoncita y quedarme con esta Rubia Superior.

Pero a veces manda más la verga que la garganta, por lo que pagué y salí del lugar. En el estacionamiento, el sol de las 5 de la tarde chingaba reflejándose en los vidrios de una camioneta. El sol no me molesta tanto como la cantidad de mamones que hay en esta ciudad. Mientras esperaba que el ballet trajera mi coche, escuché un estruendo que me hizo voltear a mi derecha; ¡trae un arma! gritó una vieja y se tiró al piso, aventando a un lado su bastón. Ya valió madres, pensé mientras me aventaba pecho tierra y me cubría la maceta con mis manos; como si mis pinches deditos fueran una gran protección contra los balazos. Mi corazón estaba acelerado y sentí un ardor en la parte baja del cuerpo. Del panzazo hasta la respiración se me fue. No sé cuánto tiempo duró la balacera, pero a mí me parecieron horas. Respiraba como perro correteado cuando los balazos terminaron. Muévete cabrón, capaz de que regresan me ordené pero mi pierna izquierda no respondió. Volteé a ver qué pasaba y una mancha de sangre salía del muslo y manchaba mis levis. De menos no me dio en los huevos, dije antes de desmayarme.

Aguante, va a estar bien repetía a gritos alguien que me jalaba hacia una camilla. Cuidado con mi pierna, susurré o pensé, ya ni sé, porque del dolor me volví a desmayar. De pronto, mi nariz recibió una fuerte dosis de olor a medicina y alcohol. Abrí los ojos y vi como ventanas, puertas, enfermeras, paredes verdes y accesorios de hospital pasaban rápidamente a mi lado. Comprendí que iba acostado en una camilla, que me habían dado un balazo y que no estaba soñando. El dolor en el muslo izquierdo era demasiado real. Las llantas de la camilla se detuvieron y pude ver las vendas que contenían la sangre de mi muslo. Además llevaba una bata maricona con las nalgas de fuera que estaba empapada de sudor. ¡Agua, agua! comencé a rogar. Mi voz apenas y salía; sentía mis sesos apachurrarse contra los ojos, como queriendo desorbitarlos.

Tiene calentura, me dijo alguien y puso algo en mi suero que me hizo volver a dormir.

El sol calienta mi espalda pero no siento ninguna incomodidad . Estoy tirada, sí, tirada de panza sobre la arena sintiendo como cada grano se clava en mi piel. Miro mis manos: negras, negrísimas y pequeñas. No necesité voltear a mi entrepierna para comprobarlo; soy una mujer, soy niña, soy una negra. Lo que no sé es que vivo con hambre y sed, entre la suciedad y la podredumbre. Eso me di cuenta como espectador, que entre alucine y alucine alcanzaba a oler la comida podrida, la caca almacenada, el agua encharcada. Sin preocuparme por las infecciones, me revuelco en el agua verdosa para refrescarme; me tiro de panza a la arena gruesa y ruedo hasta lograr que las diminutas piedras se peguen a todo mi cuerpo hasta parecer un monstruo de piedra. Una figura de la que sobresalen sólo los grandes ojos negros y el pelo sucio y enmarañado. Escucho a mi voz infantil decir palabras inentendibles y sonidos guturales que imitan a un tigre o quizá a un león. Un hombre blanco con el rostro cubierto de pelos ríe agarrándose del estómago cada vez que paso corriendo junto a él. Llama mi atención llamándome Negra de Piedra mientras me muestra un gran vaso de agua limpia. Froto mis palmas una contra la otra para quitarme la arena de las manos y con timidez tomo el vaso de agua. Limpio mis labios con mi mano y comienzo a beber; mi estómago se infla apenas trago. Eructo, devuelvo el vaso y corro gruñendo en sentido contrario, escuchando cada vez más lejos las carcajadas del viejo barbón.

Casi no la cuentas güey, reía Mauricio sentado junto a la cama. Tenía que ser Mauricio, el más estúpido de mis amigos, el que cuidara mi convalecencia. Podía soportarlo borracho, pero un balazo en mi muslo me había hecho perder el sentido del humor. Vete a la verga cabrón, le respondí enojado y queriendo soltarle un putazo. Con esto, sólo logré zafar la aguja que tenía clavada en la muñeca y que el suero, las sales o la chingadera que me estaban metiendo por las venas me quemara la piel. Mauricio accionó una alarma y una enfermera vino a reacomodarla, amarrando mi muñeca con una pulsera de plástico apretada.

Sí. Los grilletes están apretados. Unidos por una cadena, tengo un par en las manos y otro en las piernas. Estoy de pie en una fila de negras mucho más grandes que yo mientras el barbudo que me da agua habla al frente con otros hombres blancos. El viento es fuerte y las nubes grises casi negras están a punto de llover. El olor a sal y a pescado podrido entra por mi nariz. Unos hombres semidesnudos salen de las casas de madera cargando costales sobre sus hombros; también van en fila y también están encadenados. Me paro de puntitas y trato de ver hacia donde van, tal vez y hacia allá voy yo. El mar comienza a azotarse contra la arena con más frecuencia y fuerza, por lo que los blancos se acercan con prisa, dan una rápida revisión a los dientes. A los elegidos les colocan un grillete en el cuello. A mí me parece que lo del cuello es muy elegante y sonrío para que me elijan. Pero no, el blanco elige a la mujer de a un lado y ni siquiera me mira; entonces el barbón le dice algo y aquel levanta las manos, lo que hace que me gane mi ansiado collar.

Desperté tosiendo, aún sentía los grilletes en mi cuello. Ya estoy hasta la madre de dormir enfermera; tengo un chingo de alucinaciones culeras, le dije a la chica que llegó a auxiliarme con la tos mientras me llevaba las manos al cuello. El sudor y el ardor en la muñeca continuaban; del balazo ni me acordaba. Ella dijo algo de una infección, de sacar el bicho por el sudor, de mi muslo en recuperación y del hambre que me tengo que aguantar porque hasta que suena una campanada puedo levantarme de esta enorme caja de madera en la que estamos todas acostadas hombro con hombro, con las manos extendidas sobre la cabeza y los grilletes de todas encadenados entre sí. Siento al mar moverse en la madera de mi espalda y hay otra tabla arriba, a escasos cuerpos de distancia sobre nosotras. Puedo escucharlos. Escucho sus quejidos y huelo su sudor almizclado. Estamos como zanahorias en caja. Es momento de la limpieza: cierro los ojos y contengo la respiración. El agua que nos lanzan podría ser refrescante si no fuera porque a nuestro lado pasa la mierda que cagan nuestros cuerpos mal alimentados. Lo bueno es que del baño sigue la comida, esa papilla llena de grumos de harina me sabe deliciosa; es caldito de pollo mijito, me dice mi madre. Lloro al ver sus ojos preocupados; vino desde Guadalajara la pobre mujer. El calor de la sopa me reconforta, así como los trapos húmedos que me pone sobre la frente para contener la calentura que provoca la pinche infección. Uso las fuerzas que me quedan para levantar mis párpados, mi madre se da cuenta y me dice que descanse, que vuelva a dormir. Me toca los ojos con sus manos y me besa en la frente. Yo no quiero volver a esa caja hedionda que se mueve sobre el mar. Pero me seducen sus caricias y siento sobre mí todo el peso del cuerpo frío de la negra que antes estaba a mi lado. Su peso me asfixia y me cuesta mucho trabajo respirar. No puedo respirar mamá. Intento moverme, pero los grilletes hacen su trabajo y me mantienen en el mismo lugar. Grito pero nadie escucha. Grito y grita mi madre, ¡llamen al doctor! Estoy desesperada y siento el miedo en la panza, como aquella vez que perdí a mi madre en el súper. De pronto mi cuerpo se relaja; estoy tranquilo, estoy en paz, escucho el sonido constante en el monitor y siento mi cuerpo flácido sobre la madera.

lunes, 24 de mayo de 2010

El no-disfraz de Bukowsky

1. Bukowsky

Dicen que la gente no lee. Dicen que los jóvenes son apáticos. Dicen.

El jueves pasado a las 8pm y con mi primera chelada Victoria de la noche, comenzó la proyección de Barfly en el bar Donkey & Beer de esta ciudad. El pretexto: el segundo homenaje a Bukowsky en Querétaro.

Cualquiera puede ser un no borracho. Se requiere de un talento especial para ser un borracho. Se necesita resistencia. La resistencia es más importante que la verdad.
Rio Ayutla es un colectivo formado por desconocidos de las letras queretanas que gustan de organizar eventos a borrachos que gustan de la poesía y la literatura en general. El evento al que asistí fue el segundo pero tenía excelentes referencias del primero: lleno total, poemas, alcohol, putas y todo lo que se requiere para que un homenaje haría sentir a Bukowsky orgulloso.

Cuando se terminó la película, el lugar estaba a reventar. Cerca de 120 borrachos e impertinentes se encontraban listos para la puesta en escena “¿Le pasó esto alguna vez a Cervantes?”. Un monólogo inspirado en relatos y poemas de Charles Bukowski que narra las peripecias de un escritor en el DF y su vuelta a Querétaro. Amor, desamor y ebriedad. El monólogo era interrumpido por un ebrio que creyéndose muy machito, comenzó a interrumpir al actor. Yo estaba emputada y le hice una seña obscena. Al final nos chingamos todos porque no se calló, supongo que eso resulta muy bukowskiano.

Me interesan más los pervertidos que los santos. Me encuentro bien entre los marginados porque soy un marginado.

Terminado el acto, nuestro anfitrión tomó el micrófono agradeciendo nuestra asistencia. Entonces premió a los ganadores del concurso “Vine al Bajío y sólo me gané un pinche herpes”. Casi todos poemas, no fueron muy de mi agrado, pero admiro el esfuerzo.

Ya avanzada la noche tuve oportunidad de platicar con él. He estado en conciertos en bares queretanos parecidos al Donkey & Beer y si llegaban a 50 personas era un gran logro. Convocar a más de 100 por la pasión a las letras me dio esperanzas. Felicité a Benjamín y lo incité a hacer de más autores. Sí, hubo alcohol, hubo canta autores de camión, hubo sexo. Pero sobre todo, hubo literatura.

Alguna gente no enloquece nunca. Qué vida verdaderamente horrible deben tener.

2. Disfraces
El pretexto del disfraz no era más que el intentar ser otro. Ese otro del que puedes escribir, ese otro que esperas ser (o no ser). Ese otro que no deja de tener algo de ti, porque tú lo inventaste. Sin embargo, ese otro no eres tú.

Todos usamos disfraces a diario. La camisa a cuadros de hombre de familia, el traje de profesionista, el maquillaje para ocultar las ojeras, la tanga para sentirte puta, la playera de malote, la barba de huevón, los besos de fidelidad.

Mi disfraz de Amy Winehouse era con el pretexto de usar ese minivestido que compré con el único y sincero objetivo de provocar. Provocar quitarlo. Usarlo en público jamás. Pero era una fiesta de disfraces, no importa que mis nalgas pesen lo mismo que la raquítica cocainómana esa.

Comprometida con el papel, toda la tarde me dediqué a tomar. Muchas cervezas, un delicioso mezcal, pichones de tequila y el disfraz se comenzó a caer (no en el sentido literal). Entonces quedé yo con una enorme raya delineada en el párpado. También quedaron los demás y las pláticas que se caen de sinceras.

Nunca me he disculpado con el pretexto del alcohol ni lo pienso hacer. El “es que estaba muy borracho, yo no soy así / yo no lo hubiera hecho” es falsísimo. En esos casos, lo mejor que puede pasar es olvidar todo al día siguiente. Y yo casi nunca olvido.

3. Asquerosa publicidad

jueves, 20 de mayo de 2010

La historia no es un arrebato carnal

Hay un señor llamado Francisco Martín Moreno, que participa en radio haciéndose pasar por historiador, siendo que es novelista.

En su último best seller: “Arrebatos Carnales”, hace ficción de las bajas pasiones de algunos de los personajes historicos de México. Creo que es muy bajo agarrarse del morbo que existe en torno al sexo para hablar de Hidalgo, Morelos, Díaz, Villa, etcétera. Aclaro que no he leído su libro ni lo haré. Por eso, este post no es sobre el libro, ni estoy en contra del mismo. Entiendo que es ficción y entiendo el por qué se vende.

Sin embargo, en este México en donde el respeto se confunde con popularidad, el señor ha estado diciendo sandeces, como por ejemplo, que necesitamos cambiar el Himno Nacional para modernizarlo, y que el retraso en la educación en México es consecuencia de la colonia y específicamente, culpa de la Iglesia.

Ver la historia con mente, ojos y moral actual es una absoluta estupidez y el señor lo hace repetidamente.

La época colonial fue resultado directo de una guerra que perdieron las civilizaciones que vivían en el territorio que ahora es México; la mexica fue sólo una de ellas. Como colonizadores, los españoles tenían el visto bueno del Papa y la misión de convertir, no de educar. En un gobierno monárquico y absolutista, el concepto de educar la mente del pueblo no existe. Así era la forma de pensar de entonces. Yo me pregunto: ¿cuántos habitantes del pueblo francés sabían leer y escribir antes de la Revolución Francesa?

Al instalarse las órdenes religiosas en la Nueva España crearon colegios en los que educaban a criollos y peninsulares. De acuerdo con lo que usted dice, señor Moreno. Sin embargo esa élite fue la que empezó la Revolución de Independencia. Algunos de estos colegios fueron fundados por Jesuitas, una orden religiosa que sostiene que es posible llegar a dios a través de la razón y educaba bajo una filosofía humanista. Colegios de los cuales salieron nombres como Primo de Verdad, Allende, Aldama y Domínguez (Colegio de San Ildefonso) quienes en 1793 convivieron con un tal Antonio de Montenegro, enjuiciado por la Inquisición por el cargo de conspiración contra la corona, por pensar en una América (no México) Independiente. 1793. Diecisiete años antes de que la conspiración queretana fuera descubierta.

Lo que el señor Moreno se olvidó comentar -tal vez porque no sabe- es que sí existieron escuelas de indios. También se olvidó de una forma de organización política y administrativa que aglutinaba a un alto porcentaje de la población llamada Pueblos de Indios. Había gobernantes indígenas -electos- y de los impuestos cobrados, un porcentaje se dedicaba para las fiestas religiosas; y para el siglo XVIII, incluía a la educación, más allá de sólo castellanizar y evangelizar. También se inculcaba el leer y escribir, pero había un problema: al ser la escuela en castellano, los padres indígenas sentían repugnancia y pérdida de identidad. Además, al alejar a los niños del campo, dejaban de ganar dinero. Dinero que encima, ellos tenían que pagar por la educación.

No soy católica y creo que actualmente, la instrucción religiosa (cualquiera) cierra, en vez de abrir, la mente. Sin embargo, no puedo negar la importancia de la Iglesia Católica durante esta época de nuestra historia, época que según los spots del gobierno no cuenta, porque tenemos sólo "200 años de ser mexicanos".

Soy sólo una aficionada a la historia, lo admito. Pero me da mucho coraje que, si bien el mexicano conoce una madrecita de nuestro pasado, venga gente carismática y diga estupideces que además de falsas o incompletas, las juzgue con ojos del siglo XXI y concluya que por eso, estamos jodidos desde siempre.

domingo, 9 de mayo de 2010

Viajera irresponsable solicita hospedaje

El viajero no compra paquetes. Arma el suyo en el camino.
El viajero sigue recomendaciones de los locales más que de revistas especializadas.
El viajero no busca comodidades, no compra miles de chucherías y carga sólo con lo indispensable.
El viajero come, toma y sigue costumbres locales. Y gorronea cuando puede.
El viajero se queja, pero sigue adelante.
El viajero vive, no descansa.

Como el siguiente mes estará hasta su madre de futbol, he decidido largarme al sur. El posible itinerario, saliendo de Mexicou City es el siguiente:

Ciudad (noches)
Puebla (2)
Oaxaca (3)
Puerto Escondido (2)
Tuxtla Gutierrez (1)
San Cristobal de las casas (1)
Guatemala (3)
Villahermosa (2)
Cd del Carmen (2)
Mérida (4)
Playa del Carmen / Cancun (2)

En veremos está bajar más hacia El Salvador u Honduras, o de ladito hacia Belice. Y Cuba se ve realmente cerca... no hay barquitos desde Cancun?

Saldría a principios de Junio y dura 22 noches o hasta que se acabe el dinero. Lo que suceda primero. Así que quien tenga ánimos y disposición para darme asilo en sus ciudades, se lo agradeceré con desayunos (ustedes ponen los ingredientes). La verdad cocino rebien.

Bueno, pues avisen y si tienen recomendaciones también se aceptan.

Como sea, en la semana fui a San Juan del Río y mi crónica incluye putas, tesoros, pulque y literatura Ibargüengoitiana. Visita No le cuentes a mi madre!
Nunca he negado mi origen pueblerino; admito que el vivir en Querétaro me brinda una tranquilidad provinciana que llora como emo cuando salgo de mis parquecitos y las multitudes me abruman. Sin embargo hay de pueblos a pueblos y San Juan del Río ese en verdad un pinche rancho. Desde que llegué, tuve la sensación de ser mirada por todos los locales. Era como si yo trajera el pelo verde o copa triple-C de brassiere, cuando mi único pecado fue llevar falda que no llega a mini.

Como estoy acostumbrada a ser el centro de atención, ignoré el detalle y comencé a pepenar sabiduría. Y ahí estaba él. En la sección de saldos y junto a otras insignificancias, Cuerpodivino me esperaba. La edición está descontinuada, por lo que mi única esperanza era encontrarlo en librerías de usado, pero no, en San Juan del Río estaba nuevo… y en rebaja. Por supuesto, lo compré. La copia que antes poseía era robada y me sentía sucia.
Durante la mañana, y después de haber discutido las fáusticas consecuencias que involucra un cadáver exquisito rodeado de melcocha degradadora, sentimos sed. Las damas presentes nos indicaron que a la vuelta se encontraba una pulquería, por lo que a la voz de VAMOS, fuimos.

viernes, 7 de mayo de 2010

Querida Rox del Futuro:

Nunca, nunca, nunca dejes a un buen amigo por un amor, por más grande que éste sea. No importa lo inmaduros, berrinchudos, alcohólicos o egoístas que te parezca su actitud ante tu nueva relación. Si como exnovios los seguiste incluyendo en tu vida y esto le causa problemas al amorcito en turno, ayúdalo a resolverlo y apachúrrate los ovarios. Pero no te alejes de quien ha sido importante en tu vida y ha contribuido para tu awesomeness.

Atentamente: Rox del Pasado

PD. Shame on you Robin Scherbatsky

jueves, 6 de mayo de 2010

Murakami o los días en que quise suicidarme.

En septiembre del año pasado leí Tokio Blues y no me gustó. No entendí porque tanta mamada e idolatración por Haruki Murakami (best seller internacional, según Tusquets).

No niego que Tokio Blues tiene una narración impecable. Murakami -o su traductora Lourdes Porta- saben llevar al lector por la narración con imágenes vivas, personalidades definidas y sin rebuscamiento. La novela se lee rápido y sin poner mucho esfuerzo, es posible entender lo que pasa. Aunque la trama no te esté atrapando (porque es nefasta), no cuesta trabajo terminarla.

Sé que la literatura no debe leerse con una perspectiva moral, que hay que disfrutar y entender el mundo que el autor nos presenta. Pero con Tokio Blues me fue imposible no brincar ante tanto drama emo adolescente, suicidios por todos lados, escenas de sexo mecánicas y mochas.

Tokio Blues es la historia de Watanabe, una adolescente emo que tiene pedos porque todo mundo se suicida. Todos los personajes, al menos en dos grados de separación, tienen a un suicida. La vida de Watanabe gira en relación a la muerte y al drama. El protagonista prefiere tener una relación platónica con una suicida cuya hermana se suicidó, que es no sé qué de alguien que daba clases de piano y también se suicidó, que con una chica alegre y un poco más normal pero mentirosa. Al final de la novela, uno se quiere suicidar por no haber invertido el tiempo en acciones más reconfortantes, como coger.

Ante esta sinopsis, ¿Por qué leí Al sur de la frontera, al oeste del sol? Por pinche necia y porque la novela llegó a mi librero.

La novela comparte muchas cosas buenas con Tokio Blues, aunque la parte emo está mucho más soportable. Por eso disfruté más las escenas en las que el autor habla de música y de el amors y esas ridiculeces. El protagonista Hajime tiene mucha menos inestabilidad mental que Watanabe, o al menos, tiene esa inestabilidad normal que todos hemos tenido, como mandar a la chingada el trabajo. En el caso de Hajime, quiere mandar a la chingada a su familia (esposa e hijas) cuando se reencuentra al amor de la INFANCIA, por quien nunca sintió calentura pero si una identificación cabrona y sólo porque Shimamoto era hija única (igual que él) y le gustaba Dragon Ball (eso no pues). Mi diagnóstico es que Shimamoto en realidad no existe y él se hizo pendejo mucho tiempo, que era algo así como una amiga / amante imaginaria de adulto.

Leí Al sur de la frontera, al oeste del sol en un día y ya estaba pensando que su lectura serviría de menos para hacer un post menos caguengue de Murakami, cuando me topé con esto:

Durante toda mi vida, he tenido la impresión de que podía convertirme en una persona distinta. De que, yéndome a otro lugar y empezando una nueva vida, iba a convertirme en otro hombre. He repetido una vez tras otra la misma operación. Para mí representaba, en un sentido, madurar y, en otro sentido, reinventarme a mi mismo. De algún modo, convirtiéndome en otra persona quería liberarme de algo implícito en el yo que había sido hasta entonces. Lo buscaba de verdad, seriamente, y creía que, si me esforzaba, podría conseguir algún día. Pero, al final, eso no me conducía a ninguna parte. Por más lejos que fuera, seguía siendo yo. Por más que me alejara, mis carencias seguían siendo las mismas. Por más que el decorado cambiase, por más que el eco de la voz de la gente fuese distinto, yo seguía siendo el mismo ser incompleto.
Entonces me quise suicidar (bueno no). Pero ya me han dicho eso y sicierto, snif. Entonces puedo cambiar toda la historia de Al sur de la frontera, al oeste del sol con mi vida y vender un chingo de libros, yeii!

miércoles, 5 de mayo de 2010

Varios tapatíos

1. Comida
Tengo un chingo de fotos de comida tapatía, un post exclusivo para no le cuentes a mi madre. Pero la que no tiene madre soy yo, porque nada más me he zampado algunas tortas ahogadas con sus tacos dorados, carnes en su jugo, birria tatemada, tacos de barbacoa que en realidad es birria, sopes bañados, lonches de pierna, lonches bañados, tacos bañados, agüitafresca, tejuino, rusas y una cerveza bien maricona que se llama chupacabras… y no he escrito ni maíz.

Este post debe incluir la obsesión insana de los tapatíos por la salsa de jitomate, cómo fui dejando atrás mi chilanguez y las absurdas situaciones en las que me vi inmersa por pedir la tapa de una torta del santuario.

2. Facebook
En una de esas noches me dio insomnio, por lo que agarré a Valerie y me puse a navegar desde la comodidad de mi cama. Entonces, entré a facebook y borré todas mis fotos. TODAS. Hasta me destaggié de las de mis amigos. Sólo hay una de perfil, la cual quitaré prontamente.

Desde hace tiempo, esa puta red social me comenzó a cagar la madre. Era algo más que el típico drama pro-twitter y anti-farmville. Es la buenaondita que ahí se maneja: todos somos amigos y todos nos queremos. ¡PUAJ!

En eso, leí este post de Guffo y sus sabias palabras dieron en el clavo. Yo soy blogger, no feisbuquera y tampoco twittera. Tengo casi seis años escribiendo en esta madrola y lo amo. Se utilizar esas otras herramientas y alguna vez tuve un vampirito, pero NUNCAMENTE MAS.

No cerré mi cuenta, al contrario, le di acceso a los que tenía “solicitando amistad” después de borrar todo. La verdad es que tengo un par de grandes amigas que sólo las hallo por ahí. Y lo más importante: el patetismo que manejan los feisbukeros dan para muchos muchos posts.


3. Joaquín Sabina
Joaquincito estuvo adorable, simpático, ruiseño, groserote, barbero, complaciente, resignado, divertido, coqueto, ingenioso o sea, un chingonazo. Sin embargo, el ambiente tapatío ya no es el mío y nunca más lo será. El auditorio Telmex estaba llena de fresotas en minifalda de pelos planchados y taconzotes. Ellos, bastante ridículos en traje y sombrero.

Los riquillos de hasta abajo canturreaban abrazados las típicas canciones de Sabina, en las que habla de no caer en lo establecido, del amor que no muere mata, de putas y de cocaína. Los ricachones estaban más emocionados que yo… ¿Pero en realidad sabrán algo de eso? ¿Tendrán por bandera alguna frase de Sabina?

Las conciencias faisbuqueras dirán que no debo criticarlos, que no sé ni madre de su vida. Pues se joden: pinches jalisquillos alineados deberían negarles la entrada a los conciertos de Sabina. Ellos no han llorado lo que yo con Y sin embargo y Yo me bajo en Atocha. BUA

La nota feliz es que me encontré a un par de compañeros de la preparatoria y yo estoy mucho mejor conservada. Yo digo que es el alcohol daña.

4. Se me metió una idea.
Y se me hace que ya me chingué.