Este blog personal estuvo activo de marzo de 2008 a julio de 2010. La continuación está en jeri4queen.blogspot.com

viernes, 26 de marzo de 2010

3/15 Chilangas

III.

Los zapatos de tacón le dan significado a ser mujer. Como aquellas, son bellos y tortuosos. Vienen mil texturas, colores y formas diferentes. Cada par tiene un alma gemela en forma de vestido y sus accesorios. Aunque por supuesto, ser infiel de vez en cuando con un pantalón no es pecado mortal. Pero sobre todo, sólo con los zapatos de tacón es posible anunciar una entrada triunfal.
Por eso comencé a coleccionarlos y después, a usarlos.

Mi esposa dijo que era un fetichismo enfermo. Mi madre, que era la crisis de los cuarenta. Por fortuna, mi padre está cremado, de lo contrario se hubiera levantado de su tumba. Yo sigo sospechando que en realidad lo que les molesta es la idea de compartir el poder que siete centímetros más de alto les da.

Con lo que me sobró del divorcio, renté un departamento y me compré vestidos que les hicieran juego. Me tomó un poco de tiempo para aprender a andar bien en tacones y vestidos. Tuve que acostumbrarme sentir la tela sobre mis pantorrillas y el aire correr libremente por mis huevos. Pero una vez dominado el paso, comencé a salir vestido de mujer.

Afortunadamente, para que en esta ciudad llames la atención, debes pertenecer a alguna tribu urbana de moda, como emos o darketos. Por eso, el llevar vestido y tacones siendo un hombre delgado, lampiño y sin facciones toscas, pasa por completo desapercibido. Siempre tenemos tenemos mucha prisa por esquivar al de enfrente, como para tomarnos unos segundos y pensar si el bulto casi atropellamos es hombre o mujer.

Los pocos amigos que me quedan y con quienes salgo muy de vez en cuando (siempre bajo la advertencia de ir vestido de machín), me preguntan si me siguen gustando las mujeres. Como si alguna vez me hubiera vuelto maricón. No los critico y tampoco esperaba que me entendieran cuando decidí mostrarme como soy: un hombre que gusta vestirse de mujer.

Enseñarme tal cual soy es lo más difícil que he hecho. Al sincerarme con la gente que me importa a pesar de prever su reacción, su negativa y su crítica fue una patada en los huevos. No había salida más honesta me repito cada vez que la incertidumbre, la soledad y la depresión amenazan mi cabeza. Cuando el dolor de saberme negado o minimizado vuelven en cada llamada o reunión familiar.

“No es más que ropa: tacones y vestidos”, les repito sin éxito y con la esperanza de ser aceptado. Pero bueno, supongo que si voy a andar triste por la ciudad, es mejor hacerlo en tacones.

2 comentarios:

Jessica dijo...

Qué buen relato. Yo no llego a los cuarenta aún, pero sí tengo treinta y pocos y desde niño, que usé los tacones de mi mamá, me encantan.

Es difícil en este México hallarte tacones de tu talla, pero más difícil que la gente acepte algo así.

Yo, como el del relato, soy un hombre que gusta "vestirse de mujer". No soy "maricón" ni nada de eso, pero sí un taconero empedernido.

¡Saludos!

Anónimo dijo...

acomplia acomplia [url=http://www1.chaffey.edu/news2/index.php?option=com_content&task=view&id=146&Itemid=63]acomplia overnight no rx [/url] acomplia rimonobant
http://www1.chaffey.edu/news2/index.php?option=com_content&task=view&id=146&Itemid=63