Casi no escribo de amor, pero los de Donde-Ir
me pidieron un texto que fuera decente y que no tuviera
sexo, así que esto salió.
-¿Torta de tamal otra vez?- Reclaman el par de niños tapados hasta las orejas. Los furiosos ojitos negros reprenden sin éxito al padre, quien contiene la risa que le provoca el adivinar las caritas de enojo que se encuentran por debajo de cada bufanda. -¡Se la comen, dije!- Les ordena con fuerza, mientras recuerda que a él tampoco le gustaban las tortas de tamal.
Fue en el amanecer de otro invierno cuando Miguel llegó al paradero del metro La Raza, tras sortear una multitud de coches mientamadres que en Insurgentes Norte casi acaban con su esquelética humanidad. La gente se multiplicaba, lo que le dio la impresión de que todos los habitantes de la ciudad se dirigían al mismo lugar que él.
6 comentarios:
que chafa estratagema para jalar tráfico a tu otro blog...
Bu, siembre lo he hecho y eres el primero que se queja.
Je je me gustó mucho!! falta tu... perversidad... pero es muy bueno!!
No me gustas en omnisciente, como que no me convences igual que cuando hablas en primera persona. Le encuentro muchos detalles que no me cuachalangan. Saludos.
Gracias a todos menos al sívoli que le hace mucho de pedo.
(juajuajua, no te creas, ya sabes que agradezco tus comentarios omniscientes :)
foc yu
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