Este blog personal estuvo activo de marzo de 2008 a julio de 2010. La continuación está en jeri4queen.blogspot.com

lunes, 13 de octubre de 2008

Entre sístole y diástole

1. CONTROL

Mónica
El reflejo de lo que fuimos aún me acosa por las noches. Aparece sin necesidad de asomarme al espejo, cuando estoy sola en mi cama y mis manos me tocan mientras fantaseo que son las tuyas. No hay problema, por la mañana sigues estando ahí donde te guardé, siendo ese aprendiz de amante con pretensiones de marido. El iluso aquel que pensaba que era lo suficientemente bueno para que dejara de ser yo y convertirme en esa especie de mujer que cambia su vida por un poquito de seguridad.

Sabía que te iba a ver. Por eso me puse ese vestido gris ajustado que revela mis nalgas y que odiabas que me pusiera si no era sólo para ti. Lo hice sólo para torturarte y para que recordaras lo que nunca más podrás tener. Me produce un placer enorme provocarte, saberme dueña de tus deseos y del control que tengo sobre ti.

Raúl
Sabes que tengo a alguien más. Alguien te lo tiene que haber dicho. Ella es buena y me quiere. Deja a un lado los orgullos y berrinches y me da tranquilidad. Tranquilidad que rompo algunas noches por semana, cuando me masturbo con las fotos que me mandaste alguna vez. La secuencia entre ellas es perfecta, aunque debo aceptar que más de alguna vez, en mi urgencia por tenerte en mi cabeza, brincaba hasta esa foto de la tina, donde estás boca abajo con el trasero y piernas revelados.

Nunca te busqué y se que eso te corroe. No pensaba arriesgar otra relación comercial por tu coñito, por mas embriagador que me sea su olor. Además que al no buscarte se que tengo el control.

2. RAZÓN

Mónica
¿Porque los hombres insisten en creer que sólo a través de ellos crecemos y vivimos? De lejos los veía ahí. Todos tan trajeados, tan correctos, tan llenos de razón por el hecho de tener una copa de cogñac en una mano y un cigarro en la otra. La pose perfecta para dominar al mundo y a nosotras, las mujeres.

No nos saludamos enseguida, incluso lo hicimos sólo de lejos a cejas y media sonrisa. De esos saludos fríos, sin rastro de habernos echado de menos. No sentí nada, ni siquiera deseo. Inmediatamente me di cuenta que no la trajiste. Me hubiera encantado conocer a esa criatura celestial, a esa virgen casi divina y angelical. Al parecer y por vez primera, la razón dominaba a mi deseo. Me alegré.

Raúl
Mientras hablaba con mis colegas, te vi pasar enfundada en ese vestido que llenas a la perfección. Me dio gusto ver que mi pene no respondía a ese estímulo, ni siquiera cuando de lejos me dirigiste una tímida sonrisa. ¿Será que has cambiado al estar lejos de mí? Lo mismo da cualquier respuesta.

Quizá en otro momento, esto me hubiera atormentado. Pero esta noche no. Esta noche tenía alguien que me esperaba, que quiere un futuro conmigo y que esta dispuesta a ceder para ser feliz. La razón había triunfado.

3. SINRAZÓN

Mónica

Maldito vino tinto. Comencé a sentirme relajada, dueña de lugar, segura y confiada de mi cuerpo, de mis movimientos. Bailaba de forma sugestiva con otros porque quería, porque soy mi dueña y no me debo a nadie. De pronto, mis ojos se detuvieron en los tuyos y la penumbra del salón se iluminó con tu mirada atascada de deseo. Al yo saberlo me excité aun más. Me mojaba estando tan cerca de otro y sintiendo tu mirada en mí.

Supongo que lo notaste, porque no guardaste el menor decoro al bailar así conmigo con semejante erección. No te importó que estuvieran todos tus clientes. Supongo que ya éramos chisme pasado o estaban todos alcoholizados, o ambos. Después del ¿Bailamos?, sólo dijiste ¿Nos vamos?

Raúl
Mi mirada se turbó ante el encuentro con la tuya. Mis sentimientos se confundieron y entré en un estado de abstracción, en el que el ruido, la gente, las luces apenas encendidas estaban en segundo plano. Me dirigí hacia ti y comenzamos a bailar sin siquiera saludarnos, hablar del clima, de la cena o de cualquier otra pendejada más. Nuestros cuerpos se movían como uno sólo. No necesitaron nuestro cerebro para saber lo que es estar juntos, cómo moverse y qué centímetros de piel tocar y dejar de tocar para prolongar el placer.

Cuando te propuse salir de ahí, caminaste sin contestar, como si el irnos al motel de siempre hubiera sido tu idea. Caminabas dos pasos adelante de mí. Decidida, sin voltear atrás. Por eso no viste cuando te alcancé y te agarré por detrás contra el coche, subiéndote el vestido y sintiendo tus nalgas contra mi miembro duro, mis manos en tus pechos y mi boca en tu cuello.

4. DESCONTROL

Mónica.

El rancho en el que estábamos estaba muy lejos de nuestro motel favorito. Nuestras manos hurgando por debajo de la ropa tampoco ayudaba mucho, por lo que no pude estar más de acuerdo cuando te saliste de la carretera y me dijiste ¿Aquí?

Abriste el quema cocos de tu coche y por un momento, las estrellas que se colaron me hipnotizaron. Me levanté y salí a verlas. Decidiste recorrer mis piernas, quitarme la ropa interior y recorrer con tu boca ese pasaje hasta mi sexo. Cuando bajé a la seguridad de tu coche, ya no tenía ropa y tu sólo tenías la necesaria.

Nunca he comprendido esa dualidad entre sentirme tan libre y tan amarrada al mismo tiempo cuando estoy contigo. Completamente desnuda ahí, a la orilla de la carretera me sentía como niña corriendo, como ave volando. Pero al sentir tu miembro hinchado dentro de mí me sentía más tuya que mía y mucho más de lo que alguna vez lo fui con alguien mas. Como si lo que deseaba cuando era joven aun tuvieran cabida en mi realidad.

Raúl
Cuando te levantaste, tu aroma inundó mi cerebro y procedí a saborearlo. No te veniste, pero comenzabas a gotear cuando bajaste desnuda, con tu sonrisa torcida y la mirada encendida. Te sentaste sobre mí, no sin antes acomodarte para recibirme como tantas madrugadas en las que quedabas rendida en cuerpo y alma.

Me movía dentro de tí con fuerza, a pesar de la dificultad del volante. Mis manos y boca recorrían tu boca, cuello y pechos, buscando que todos los centímetros de piel que pudieran tocarse lo hicieran. Sabes donde encontrar el placer y lo buscas. No tienes vergüenza en sentirlo y mucho menos en dejar que tu garganta lo exprese.

Me tomé unos instantes para mirarte abandonarte al placer, para reconocer tu existencia en la mía y a la vez, tan fuera de mí. En la que el largo de tu cuello y tus pezones erectos son más reales e imponentes que los sentimientos que te llevaron a estar en este momento refugiando tus ansias en mí.

EPÍLOGO

Mónica
No nos dijimos una sola palabra cuando volvíamos a la fiesta. Me arreglaba el cabello y el maquillaje buscando ocultar los residuos de lo que acababa de pasar. Me alegré al saber que aun tengo esa influencia. Que para hacer rendirte ante mi cuerpo, soy mejor que tu, cuando buscas que mi alma se rinda ante ti.

Raúl
No es necesario decirme algo para saber que cada vez que lo hacemos muevo tu universo. Se que el maquillaje que arreglaste fue causado por alguna lágrima derramada. Una quizá de melancolía otra de ver tus barreras caer. Como sea, sabes que soy el único que puede hacerte pensar que puedes ser diferente y aceptar lo que te ofrezco, porque aunque lo niegues, soy mejor que tu.

0 comentarios: