Obadi Obada

El fin de semana fui a la ciudad del pambazo y las tortas de tamal a despedirme de dos grandes amigas. Cada una por separado, parten a un futuro un tanto diferente al que tienen hoy.

La primera es mi amiga-de-toda-la-vida / prima-de-salsa-catsup desde que ninguna se acuerda. Por supuesto, nuestros 34 años nos han llevado por caminos totalmente diferentes. Ahora ella se va con su familia a vivir a Europa. Más razones para que ya me ponga a ahorrar y me eche otro mochilazo europeo.

La segunda, es mi superamigui Reina, con quien comparto muchas cosas, como el amor al vino tinto, los viajes y el pendejismo sobre hombres. Reina no se va del país, aunque como buena hippie se va a la selva a vivir. Y es que ella es de las poquísimas personas en quien confío mi vida. Juntas hemos pasado muchas noches en la platicadera y poniendo graciosos nombres a los hombres que se han cruzado por nuestro camino. Nombres que con el tiempo son antecedidos por un "pinche", "hijo de la chingada" o "cabrón".

Sin duda las voy a extrañar. Ya que, obadi obada, life goes on.