Este blog personal estuvo activo de marzo de 2008 a julio de 2010. La continuación está en jeri4queen.blogspot.com

lunes, 24 de mayo de 2010

El no-disfraz de Bukowsky

1. Bukowsky

Dicen que la gente no lee. Dicen que los jóvenes son apáticos. Dicen.

El jueves pasado a las 8pm y con mi primera chelada Victoria de la noche, comenzó la proyección de Barfly en el bar Donkey & Beer de esta ciudad. El pretexto: el segundo homenaje a Bukowsky en Querétaro.

Cualquiera puede ser un no borracho. Se requiere de un talento especial para ser un borracho. Se necesita resistencia. La resistencia es más importante que la verdad.
Rio Ayutla es un colectivo formado por desconocidos de las letras queretanas que gustan de organizar eventos a borrachos que gustan de la poesía y la literatura en general. El evento al que asistí fue el segundo pero tenía excelentes referencias del primero: lleno total, poemas, alcohol, putas y todo lo que se requiere para que un homenaje haría sentir a Bukowsky orgulloso.

Cuando se terminó la película, el lugar estaba a reventar. Cerca de 120 borrachos e impertinentes se encontraban listos para la puesta en escena “¿Le pasó esto alguna vez a Cervantes?”. Un monólogo inspirado en relatos y poemas de Charles Bukowski que narra las peripecias de un escritor en el DF y su vuelta a Querétaro. Amor, desamor y ebriedad. El monólogo era interrumpido por un ebrio que creyéndose muy machito, comenzó a interrumpir al actor. Yo estaba emputada y le hice una seña obscena. Al final nos chingamos todos porque no se calló, supongo que eso resulta muy bukowskiano.

Me interesan más los pervertidos que los santos. Me encuentro bien entre los marginados porque soy un marginado.

Terminado el acto, nuestro anfitrión tomó el micrófono agradeciendo nuestra asistencia. Entonces premió a los ganadores del concurso “Vine al Bajío y sólo me gané un pinche herpes”. Casi todos poemas, no fueron muy de mi agrado, pero admiro el esfuerzo.

Ya avanzada la noche tuve oportunidad de platicar con él. He estado en conciertos en bares queretanos parecidos al Donkey & Beer y si llegaban a 50 personas era un gran logro. Convocar a más de 100 por la pasión a las letras me dio esperanzas. Felicité a Benjamín y lo incité a hacer de más autores. Sí, hubo alcohol, hubo canta autores de camión, hubo sexo. Pero sobre todo, hubo literatura.

Alguna gente no enloquece nunca. Qué vida verdaderamente horrible deben tener.

2. Disfraces
El pretexto del disfraz no era más que el intentar ser otro. Ese otro del que puedes escribir, ese otro que esperas ser (o no ser). Ese otro que no deja de tener algo de ti, porque tú lo inventaste. Sin embargo, ese otro no eres tú.

Todos usamos disfraces a diario. La camisa a cuadros de hombre de familia, el traje de profesionista, el maquillaje para ocultar las ojeras, la tanga para sentirte puta, la playera de malote, la barba de huevón, los besos de fidelidad.

Mi disfraz de Amy Winehouse era con el pretexto de usar ese minivestido que compré con el único y sincero objetivo de provocar. Provocar quitarlo. Usarlo en público jamás. Pero era una fiesta de disfraces, no importa que mis nalgas pesen lo mismo que la raquítica cocainómana esa.

Comprometida con el papel, toda la tarde me dediqué a tomar. Muchas cervezas, un delicioso mezcal, pichones de tequila y el disfraz se comenzó a caer (no en el sentido literal). Entonces quedé yo con una enorme raya delineada en el párpado. También quedaron los demás y las pláticas que se caen de sinceras.

Nunca me he disculpado con el pretexto del alcohol ni lo pienso hacer. El “es que estaba muy borracho, yo no soy así / yo no lo hubiera hecho” es falsísimo. En esos casos, lo mejor que puede pasar es olvidar todo al día siguiente. Y yo casi nunca olvido.

3. Asquerosa publicidad

1 comentarios:

Joel BD dijo...

OAXACA!