Este blog personal estuvo activo de marzo de 2008 a julio de 2010. La continuación está en jeri4queen.blogspot.com

jueves, 12 de noviembre de 2009

La otra y la disléxica.

La asignación de la semana era escribir un relato sobre un hecho trivial. Yo escribí dos que tienen que ver conmigo, pero los exageré. Sobre todo mis sentimientos del primer texto.
En este ejercicio me di cuenta que soy muy blogger. Es decir, quiero escribir con otro formato cuando tengo una idea y cambiarla a relato, me cuesta. Más logrado está el segundo, que también salió para Recolectivo.
Saludos!

LA OTRA

La semana pasada me enteré que yo soy la otra. Sentada en una banca incómoda de aquel frio salón, observé a mi alrededor y me di cuenta que sí, soy la otra. Hace seis años llegué a vivir a Querétaro. Unas semanas antes me había enamorado del centro histórico adoquinado, de los atardeceres turquesa y de las iglesias coloniales pintadas en amarillo mostaza. En aquel entonces, llegué a trabajar a una empresa que venía del norte del país, llena de no-queretanos.

Y como pasa con los grandes amores, poco a poco fui conociendo más de sus calles e historia. Aunque siempre lo hice rodeada de extranjeros como yo. Entonces me quedé vivir aquí. Hace poco, me inscribí a un diplomado en Historia de Querétaro en el que me enteré que soy la otra.

Durante la última clase, “usos y costumbres queretanas”, mis compañeros comentaban que en los cincuentas, los queretanos “originales” vivían en el centro y llamaban despectivamente los otros a aquellos que llegaban a vivir del rio Querétaro (avenida Universidad) hacia afuera. Lo que hoy es la colonia Primavera.

Los otros traían costumbres que atentaban contra la moral queretana. Eran libertinos, ladrones y se corría el rumor que ni se bañaban. Estos emigrantes ni siquiera a las leyendas respetaron, puesto que hasta a las brujas expulsaron de la colonia por la que antes paseaban y que ahora lleva su nombre.

En respuesta, los queretanos se encerraron en su precioso centro histórico y conservaron sus costumbres y tradiciones. Explicaban con una mezcla de emoción y añoranza que en los setentas, aún se “echaba reja” y que alguno de los hijos -sin importar el sexo- se quedaba soltero para cuidar a los padres hasta su fallecimiento.

Por supuesto, el enterarme de todas estas costumbres me tenían en shock. Durante el receso, observé a mis compañeros de clase: todos mayores que yo y todos –a mi parecer- muy queretanos. Hablan un lenguaje de común de calles y acontecimientos de los que yo quedo excluida. Se visten sin llamar demasiado la atención, hablan con tranquilidad y se preguntan por familiares y amigos con los que han convivido toda su vida. Y que yo llegué sin bañarme, cruda y con el pelo pintado de rojo…

Comencé a fijarme en el cuello de las señoras que asisten. A la que no le veía un crucifijo colgando era porque estaba utilizando bufanda. Sin embargo, una de ellas traía una figura plata en relieve, pero no encontraba forma de qué. Era curvilínea y tenía un hoyo en medio. La verdad es que le encontré forma de vagina, lo que se me hizo muy extraño.

Le pregunté sobre su dije y mirándome con incredulidad me dijo: “Es la Virgen de Guadalupe”. Lo dijo en un tono de voz que clarito escuché “otra pinche hereje extranjera”. Las demás señoras me voltearon a ver con desprecio. Me disculpé justificando tan aberrante equivocación con miopía. Apenada, me alejé de ahí.

Todos esos descubrimientos se amontonaron todo el día en mi cabeza. ¿Cómo nunca lo había notado? ¿Cómo es que la gente de la ciudad que amaba y que me había recibido era tan diferente a mí? ¿Qué es lo que le queda a este Querétaro?


¿Cuál derecha?

Durante toda mi vida, la gente con la que me he rodeado sabe y reconoce que soy una mujer inteligente. En mi etapa escolar, siempre fui una estudiante modelo. De esas niñas que caen mal porque siempre buscan sacarse dieces y lo hacen con facilidad. Ya de adulta, me he destacado en mi trabajo, logrando incluso puestos gerenciales.

Pues bien, creo que es el momento de revelar un obscuro secreto. Hay un sector de mi cerebro que se encuentra dañado y que me impide saber cuál es la derecha y cuál la izquierda. Intentando ocultar mi retraso, me río y minimizo la situación, asegurándole al descubridor que soy ambidiestra. Por supuesto no lo soy.

Ningún método me ha resultado 100% efectivo. Como no soy religiosa, el intentar persignarme no sirve de mucho. Escribir a mano ya lo hago poco, puesto que utilizo la computadora. Tampoco uso reloj.

Muy poca gente se ha dado cuenta de mi tara mental, ya que me las he ingeniado para que sea menos notorio. Frases como “sigue por donde va el coche rojo” o “mejor agárrame las dos tetas” me han permitido salir triunfal al momento de tener que dar instrucciones. Sin embargo, ante la pregunta directa de “¿Derecha o izquierda?” me congelo, titubeo, pienso un momento cuál lado es, expreso mi respuesta y segundos después la pongo en duda. Lo peor que puede pasar es que después corrija, ¿Cierto? No en la última vez.

El gimnasio al que asisto con regularidad tiene valet parking. Aquel triste día salí recién bañada y cambiada, con mi ropa interior sucia guardada en una bolsa de Soriana. No muy lejos se veía mi coche estacionado junto a otro de la misma marca y color: Almera Plata. El escuincle del valet me preguntó cual coche era. “El de la derecha” contesté con prisa y sin precaución, puesto que iba tarde para una junta.

Por supuesto, era el de la izquierda y 10 minutos después de comenzar a conducir, me di cuenta que no era mi coche. Enojada, regresé al gimnasio y le reclamé al escuincle acomoda-coches quien asustado, me entregó mi auto. Me olvidé del asunto todo el día, hasta que en la noche recordé la ropa interior sucia: se había quedado en el otro Almera.

Aunque me llené de vergüenza, decidí olvidarme del asunto. Antes muerta que aceptar que me apendejé y confundí mi auto. Total, que los dueños del otro coche tiren la tanga y el bra de entrenamiento. Pero no resultó así de sencillo. Tres días después y a la salida del gimnasio un señor me esperaba recargado en mi coche. Con un tono calmo y amable me explicó que había hecho una pequeña investigación con la que se enteró de la “leve” confusión de coches y me pedía de favor que le explicara a su muy celosa esposa lo ocurrido, puesto que aquella no le creía.

"¿En realidad es alguien tan idiota para no saber cuál es su coche? Imposible" aseguraba la insegura señora.

Accedí a su petición. Al final, no debiera ser tan difícil de explicar. Culparía a la prisa, al acomoda-coches o a la luna. Eso sí, nunca aceptaría mi dislexia ubicacional. Cada quien en su auto, nos dirigimos a su casa. El hombre llamó a su mujer para saliera e hiciera la verificación visual de los coches. La celosa mujer nos miró con sospechosismo y después de analizar ambos coches se dio cuenta que efectivamente, podría haber habido una confusión por parte de alguno de los involucrados.

Una vez aclarado el asunto, me invitaron a pasar a la sala, en lo que su sirvienta me traía la ropa interior olvidada. La señora se encontraba mucho más tranquila y relajada, por lo que comenzamos a hablar con del clima, los baches en la calle o algún tema de esos sin sentido. Cuando recibí mis calzones pedí permiso para utilizar el baño.

“En el pasillo, al fondo a la derecha” me dijo la hacía unos minutos, infeliz mujer. “Demonios, ¿Cuál derecha?” pensé. Con pesadez, me dirigí al pasillo indicado y durante todo el camino me dediqué a reflexionar cuál era la derecha, hasta que no me cupo la menor duda.

Abrí la puerta y me encontré al señor de la casa con todo el pene de fuera y meando. Apurada, salí de ahí. En mal momento se me ocurrió saber cuál era la derecha.

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno podrías hacer otro blog, que se llame entre Queretanos te veas y contarnos más sobre el choque cultural que tienes con tus compañeros de clase.

Marius dijo...

jeje tus anecdotas son muy entretenidas. Es en serio lo de la Derecha o es parte de tus ejercicios literarios?

lavega dijo...

Aunque ambos relatos me parecieron interesantes, el segundo me gusto mucho mas. Estos relatos, a diferencia de otros que has escrito, los entendi a la perfeccion. Supongo que los otros relatos son mas personales.

Salu2

perro del mal dijo...

la puchona, quien es mi marida, es de queretarock... entiendo perfectamente tus impresiones, jajaja.

Casualmente ella también sufrió de dislexia, siempre anda intercambiando las letras cuando escribe, por ejemplo siempre pone 'peor' en vez de 'pero' aunque yo ya me acostumbré... cuando era pequeña sus padres la ponían a leer en público durante sus reuniones para reírse un buen rato, cuenta que en una ocasión jugando maratón con su familia le tocó hacer una pregunta y leyó: "futbolista más famoso de la antigua grecia", como su familia se quedó con el ojo cuadrado le pidieron que la repitiera y nuevamente dijo "futbolista más famoso de la antigua grecia" pues nadie supo... cuando leyó la respuesta todo quedo más claro "Esopo" dijo ella, bien segura. Todos se cagaron de risa y ella no entendía por qué, su papá tuvo que hacerle ver que no era lo mismo "fabulista" que "futbolista"...

Saludos

Tostada dijo...

Jajajaja "mejor agárrame las dos tetas" Me encantó.

Son cabrones los choques culturales aún entre personas de ciudades cercanas. En Querétaro eso de la derecha no tendrá tintes políticos? Tal vez ese sea el origen de la dislexia ubicacional.

poeta_sin_inspiracion dijo...

MM... Que bueno que no necesito hacer curso de historia queretana, con mi padre tengo, y si todo lo que cuentas es veridico, mi padre jugo en estas huertas, vio el rio cuando era ancho como la avenida, cuando queretaro iba de ezequiel montes a prospero c vega,y de universidad a la alameda o zaragoza, cuando llegaban los carruajes, el tren, todo ello, mi abuelita vio un poco mas, nacio revolucionaria, aunque esas historias nos las conto, por o que resta mi padre aun se las dira a mi hijo... familia longeva.. pd.. no estoy tan viejo solo que mi padre parece mi abuelo :P

La Rosy dijo...

Poeta:
¿vive tu abuela?
¡Quiero entrevistarla!!

Saludos a todos y ya mero sale el post que comenta la Tostada

poeta_sin_inspiracion dijo...

Llegaste tarde por 2 años.. ya falleció.. al que puedes es mi padre,serian tus clases de historia queretana en relato en primera persona..

Juanma dijo...

Rox, no te preocupes por el formato: las historias son buenas, y punto. Otra cosa es que es cierto lo que dices: a veces queremos escribir relatos y nos salen entradas de blog, o tratamos de escribir entradas de blog y nos salen actualizaciones de estado de Facebook, o queremos escribir una reseña y nos sale un ensayo... A mí se me hace cada vez más raro leer entradas de blogs, como la tuya, y no encontrar el botoncito de "Me gusta".

En todo caso, lo que importa es lo que tienes que contar (que es mucho), y eso no hay formato que lo limite. :-)

Besos.

Andreinski dijo...

Jajaja Roooox!!
Tengo que confesarlo. Gracias a tu segundo texto, por fin me animo a admitirlo... yo también sufro con la derecha y la izquierda.
Cuando era pequeña creía que con el tiempo se iba a componer el detalle y no. He dado millones de instrucciones incorrectas y siempre tengo que hacer el ademán de la escritura para acordarme.

Qué infamia.

Ya no me siento tan solita :')


(p.d.: yo también amé la confusión de la guadalupana con una vagina. De diez.)

La Rosy dijo...

Poeta: Lo siento mucho :(

Juan Ma: Muchas gracias. Aprecio mucho tus comentarios! un abrazo

Reign: No estamos solas en el universo!

Anónimo dijo...

jajaja imagina cuando tienes esa confusion, eres Maestra y tienes q hacer eso del "espejo" frente a tus alumnos de preescolar para que ellos lo hagan correctamente... estoy perdida, GENIAL la historia

Anónimo dijo...

Uy Los queretanos se parecen mucho a Los philadelphianos jeje aparte estos tiene el complejo de hermano menor viviendo bajo la sombra del hermano mayor, Nueva York